Argentina, cuna de vinos de montaña
La vitivinicultura argentina cerró el 2022 con una superficie total cultivada con vid de 207.047 hectáreas, distribuidas en 23.046 viñedos. En el análisis por provincias, hay cuatro jurisdicciones que concentran el 97% de la superficie cultivada total de Argentina:
Mendoza, la principal provincia vitivinícola del país, posee 147.379 ha. cultivadas (71% del total).
San Juan se encuentra en segundo lugar con 41.279 ha. (20% del total).
La Rioja, con el 4% de la superficie total (7.427 ha.), ocupa el tercer lugar.
Finalmente, Salta con el 2% (3.638 ha.), se ubica en el cuarto puesto.
Todas estas cifras, publicadas por el Observatorio Vitivinícola Argentino, revelan una particularidad que hacen de nuestro país un sitio singular dentro de los grandes productores mundiales de vino: Argentina produce vinos de montaña. La Cordillera de los Andes, con sus 3.500 kilómetros de extensión dentro del territorio argentino, determina el carácter de la inmensa mayoría de los vinos que aquí producimos, y es la principal influencia para la altura en la que se plantan los viñedos y la conformación de sus suelos. Además, gracias al deshielo de las nevadas, brinda el agua con la que se riegan las plantas. Adicionalmente, la montaña influye fuertemente sobre el carácter y la cultura de la gente que trabaja las vides, herederos de una tradición que llegó al país de la mano de la inmigración europea que comenzó a ocupar estas tierras desde mediados del siglo XVI.
Malbec, la estrella del vino argentino
El 17 de abril de 1853 se presentó un proyecto ante la Legislatura Provincial de Mendoza, con el objetivo de fundar una Quinta Normal y una Escuela de Agricultura. La organización de esta Quinta fue encomendada al ingeniero agrónomo francés Michel Aimé Pouget quien introdujo varias cepas europeas, entre ellas Malbec, Cabernet Sauvignon, Merlot y Semillón. La variedad Malbec se adaptó muy bien en Argentina, especialmente en Mendoza, donde se la conocía como «uva francesa». Actualmente, la superficie plantada de Malbec en el país supera las 46.000 hectáreas, siendo la variedad más difundida y emblema del vino argentino a nivel internacional. En Mendoza es donde encontró su «lugar en el mundo», y allí se encuentra plantado el 85% del Malbec argentino.
En los últimos 20 años, el Valle de Uco se transformó en la región donde más han crecido las plantaciones de Malbec. Esta zona se ubica al sudoeste de la ciudad de Mendoza y es un valle formado por la cordillera frontal y la región de las Huayquerías, con altitudes que varían entre los 900 y los 1.400 msnm. Sus condiciones de gran luminosidad, amplitud térmica y suelos heterogéneos han dado paso a los Malbec más prestigiosos de Argentina y han posicionado a esta región como la nueva meca del vino nacional.
Bonarda, la reina del este mendocino
Bonarda es una uva de origen francés conocida en la zona de la Savoia, al pie de Los Alpes, como Corbeau Noir. En nuestro país arribó a fines del siglo XIX y estuvo mezclada entre las uvas francesas hasta que fue llamada con el nombre de unas variedades italianas piamontesas, las Bonardas. El entuerto fue finalmente resuelto por medio de estudios de ADN y hoy la legislación internacional acepta Bonarda o Bonarda Argentina como un sinónimo de la variedad francesa.
Con 17.500 hectáreas plantadas es la segunda variedad tinta más plantada, sólo superada por la Malbec. Mendoza, con el 83% de los viñedos, la provincia que lidera la producción de vinos Bonarda en nuestro país. En el este mendocino encontró su terroir más destacado, y allí se concentra el 53% de la superficie de Bonarda plantada en la provincia. Sus suelos profundos, días cálidos y noches frescas, le han dado a la Bonarda una tipicidad atractiva con sus notas de frutas rojas y negras, taninos suaves, aterciopelados y elegantes.
Torrontés, la criolla argentina
El Torrontés Riojano, tal su nombre completo, es un cepaje con ADN totalmente argentino y esto forma parte de su singularidad. Estudios genéticos comandados por el INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria) indican que el origen de la variedad Torrontés está en el cruzamiento natural de la uva Moscatel de Alejandría -traída de España – y la Criolla Chica (también conocida como Listán Prieto) y debe su nombre a su parecido al Torrontés de la Rioja española. Según datos del INV (Instituto Nacional de Vitivinicultura, 2021), el Torrontés es la uva blanca más cultivada de Argentina con unas 7.400 hectáreas plantadas.
Óptima para la elaboración de vinos aromáticos, la Torrontés es una variedad que se ha adaptado muy bien a varias zonas vitivinícolas, destacándose la región noroeste y particularmente Cafayate. Con sus grandes médanos de arena blanca y desierto furioso, su microclima seco, luminoso y templado, en el que la temperatura mínima anual es de 10°C y la máxima anual nunca supera los 30° C, este valle de la provincia de Salta se ha convertido en el terroir más destacado y valorado para la Torrontés.
Zuccardi Serie A, vinos con «A» de Argentina
Zuccardi expresa a través de cada uno de sus vinos la esencia de su origen, esa única y perfecta combinación de montaña, clima, suelo, altitud y gente. Cada línea de vinos Zuccardi representa un concepto, una creencia, un homenaje, es la fiel expresión del viñedo donde se gestó. Guiada por esta premisa, la bodega mendocina dio origen en 2007 a la línea Zuccardi Serie A – serie Argentina – con el objetivo de revelar la riqueza de suelos y microclimas de Argentina a través de las variedades de uvas más tradicionales del país.
Zuccardi Serie A Malbec proviene del Valle de Uco, zona cercana a la Cordillera de los Andes, la cual define su altitud y es responsable de su clima fresco durante los meses de maduración y de su gran amplitud térmica. Sus suelos aluviales, originados hace millones de años, son muy heterogéneos y con grandes depósitos de piedras y minerales. Esta combinación da como resultado un vino fresco y vibrante, con gran estructura y profundidad en boca, en el que se destaca su fruta roja, taninos redondos y una muy buena acidez natural.
Santa Rosa, al noreste de la provincia de Mendoza, representa la conquista del desierto cuyano. Suelos profundos y arenosos con temperaturas extremas durante el ciclo vegetativo y en especial durante los meses de maduración, son el origen del Zuccardi Serie A Bonarda, un vino elegante que se destaca por su nariz con notas de frutas maduras y su entrada en boca amable, jugosa, con taninos suaves, buen volumen y largo final.
Zuccardi Serie A Torrontés es el único vino que produce Zuccardi que no proviene de Mendoza. Nacido en Cafayate, Salta, en viñedos ubicados a 1.800 msnm, atrapa por su nariz intensa y delicada, llena de frutas blancas y cítricas, cascara de naranja, y orégano. Bien estructurado, con una acidez vibrante y un largo y delicado final.